martes, 10 de mayo de 2011

PROGRAMA 106. LOS ENDEMONIADOS DE LA BALMA Y LAS SOMBRAS ERRANTES DE VEGAS DE CORIA.

LOS ENDEMONIADOS DE LA BALMA


A la cueva de la Balma, en las entrañas del maestrazgo castellonense, llegaban miles de personas en busca de desesperado auxilio. Todas con un único proposito: expulsar al diablo de su cuerpo.
Ignoradas por la opinión publica durante décadas, estas reuniones masivas fueron epicentro de fenómenos extraños, levitaciones, espiritismo, histeria colectiva y según algunos especialistas, verdaderas posesiones.
Los exorcismos clandestinos de la España negra. Estas escenas, por increíble que parezcan ocurrieron. Eran listas de cientos de personas, miles de posesiones que se trataban al margen de la ley en la cueva de la Balma.Hubo personas que levitaron a varios palmos del suelo, mujeres que profetizaron con insólito acierto y niños de tres años que hablaban con voz monstruosa, digna de satan. Eso recogieron las asustadas autoridades locales en su primer informe, cuando el fenómeno de la procesión de los endemoniados empezó a preocupar seriamente por su crecimiento en progresión geometrica.
Despuntaba los años treinta y la romería hacia el delirio y lo paranormal que , por resortes aun desconocidos, se había instalado en aquellos montes aislados y de difícil acceso entre las provincias de Castellón y Teruel.
Nadie sabe a ciencia cierta cuando las ásperas serranias del corazón del maestrazgo, tierra hostil durante siglos, acogieron por vez primera estos exorcismos masivos que fueron únicos en su especie y que por espacio de mas de una década se desarrollaron con total impunidad, envueltos en el halo mágico de la clandestinidad.

LAS SOMBRAS ERRANTES DE VEGAS DE CORIA


Como habitantes de un mundo de pesadilla, perdidas entre lo demoníaco, lo ufologico y lo paranormal, una serie de figuras etéreas, de torso estrecho, largas extremidades y embozadas en ropajes tan oscuros como la muerte, dejaron verse en algunos puntos de las Hurdes hace tan solo unos años...
Ocurrió desde finales de 1982 hasta el día de San Blas del año siguiente.
¿Que estaba pasando?
Los testigos, asustados, aterrorizados, se acabaron contando por decenas. De toda condición y cultura. Sin errores en las descripciones. Todos habían visto lo mismo. Una imagen propia del medievo en las carreteras asfaltadas del siglo XX.
Se preguntaron aquellos días de los años 82 y 83, en los que apenas nadie quedaba por las calles y tan solo el miedo acampaba a sus anchas. Noches de cancela cerrada, pestillos y contraventanas concienzudamente cerrados, rifles de caza cargados junto a la cama por la noche y batidas organizadas para perseguir aquellas sombras que de un día para otro paralizaron a un pueblo entero durante meses y que también de un día para otro desaparecieron y nadie supo jamas que fueron. Ahora su misterio ya es parte de la historia. De una historia que jamas se cuenta al forastero.

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